EN PRIMAVERA, CUIDADO CON EL CALOR

Publicado en Pelo Pico Pata nº 101 - Marzo 2014

Ha llegado el verano y por lo tanto el calor. Es el momento de cambiar nuestro vestuario. Guardamos la ropa de invierno y nos vestimos con algo más ligero y fresco. De esta forma conseguimos aplacar el fuerte calor de la época estival, pero los perros continúan con su mismo traje: su piel y su pelaje.

Formas distintas de combatir el calor
Al contrario que las personas, los perros son expertos en mantener el calor pero muy malos para deshacerse de él.

A diferencia de los fríos días de invierno, cuando podemos ponerles un abrigo para sacarlos a pasear, en la época de mucho calor debemos tener en cuenta que nuestra mascota no siente el buen tiempo como lo sentimos nosotros. Los perros sufren las consecuencias de las altas temperaturas tanto o más que nosotros.

Hay que tener en cuenta que la temperatura corporal del perro es distinta a la nuestra. Mientras que nuestra temperatura media es aproximadamente de 36 grados y medio, la del perro oscila entre los 38,5 y 39 grados.

Además, nuestro organismo combate el calor de forma muy distinta a la de nuestra mascota. Mientras que las personas podemos enfriar nuestro cuerpo por medio del sudor, los perros no están provistos de las mismas glándulas sudoríparas como las nuestras, por lo que tienen que regular su temperatura corporal mediante el jadeo. De esta manera -abriendo la boca- la saliva se evapora de forma semejante a la transpiración humana. Los perros sólo pueden sudar a través de las almohadillas plantares y no a través del resto del cuerpo.

Si nos fijamos atentamente en nuestro perro cuando hace calor, podremos ver como de vez en cuando se lame la nariz. El objetivo es humedecer para buscar la evaporación y así, el descenso de la temperatura. También podemos observar que algunos perros, cuando el calor aprieta, dejan huellas de sus patitas por el suelo de casa. Es la consecuencia de sudar por el único lugar donde pueden hacerlo.

Las razas que más sufren el calor
Los perros de razas grandes, al poseer un mayor volumen y superficie corporal, tienen más dificultad para eliminar el calor. Teniendo en cuenta que sólo pueden sudar por las patas suelen pasarlo bastante mal durante la época estival. También los perros de morro chato, como los boxers, carlinos, bulldogs o pekineses, que suelen tener problemas de respiración, son animales que sufren con más intensidad cuando el calor aprieta.

Mucha gente piensa que cortando el pelo a su mascota conseguirá que esté más fresca y le ayudará a soportar las altas temperaturas, pero no es del todo cierto. Para los perros con un pelaje que crece de forma continuada que no suelen perder pelo si que es una buena opción, pero no debemos cortar el pelo a perros de razas que mudan como por ejemplo el pastor alemán o el husky. Todos estos animales poseen un pelaje que les aísla del frío, pero también del calor. Pasarles la maquina de la peluquería es hacerles una faena.

LOS PELIGROS DEL CALOR

Los molestos bichitos
Todo el mundo sabe que cuando llega el verano y las temperaturas aumentan, también lo hacen las pulgas, las garrapatas y los peligrosos mosquitos que hostigan a nuestras mascotas. Aunque todos los parásitos son peligrosos y su picadura puede causar diversas enfermedades, el mosquito de la leishmaniosis (flebótomo) es quizá el más peligroso. Aunque en un principio sólo actuaba en la zona mediterránea, últimamente está reproduciéndose de forma alarmante por toda la península ibérica. La picadura de este mosquito puede causar la muerte a la mayoría de perros que no reciban tratamiento, generalmente de por vida.

Pero en todas las clínicas o consultas veterinarias y tiendas especializadas de mascotas existen una gran variedad de antiparasitarios para prevenir y eliminar los molestos parásitos. Podemos elegir entre collares, pipetas, sprays, pastillas o champús.

El terrible “golpe de calor”
El golpe de calor es un accidente que desgraciadamente ocurre con mucha frecuencia en la época estival.

Cómo ya hemos dicho antes, la temperatura corporal del perro oscila entre los 38,5 y 39 grados. Si el cuerpo de muestra mascota llega a superar los 42 grados o menos pero con un nivel de humedad alto, se produce el fatal golpe de calor. El animal sufre la pérdida de glucosa y sales minerales, y un aumento del ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria. Esta situación puede llegar a causar una muerte fulminante. Los síntomas más visibles cuando se produce, son jadeo exagerado, tambaleo, negativa a moverse y temblores musculares.

Hay que evitar que este accidente ocurra porque la consecuencia suele se fatal, y la prevención es el mejor método para que no se produzca. Algunas medidas que debemos tomar cuando hace mucho calor son las siguientes:
 
- ¿Quién no se ha sorprendido al intentar entrar en su coche después de dejarlo aparcado bajo el sol? Es imposible entrar, parece un horno, y debemos esperar unos minutos con las puertas abiertas, hasta que se enfríe un poco. Por lo tanto, nunca debemos dejar al perro confinado en un lugar cerrado y sin ventilación. Dentro del coche -aunque sea con las ventanillas semibajadas-, en menos de 15 minutos la temperatura en su interior puede alcanzar los 50 grados y provocar la muerte del animal por un ataque de calor.

- Los parkings cerrados y las bodegas de los barcos también son muy peligrosos. Aunque podamos pensar que al estar cubiertos, no les da el sol, la acumulación de humedad y calor en estos lugares es muy importante.

- Los cachorros y los perros de edad avanzada son más propensos a sufrir un schok. Los primeros por tener el sistema inmunológico inmaduro, y los animales mayores al no poder mantener una temperatura corporal adecuada con la misma facilidad que un perro joven.

- Hay que tener siempre disponible agua fresca y limpia, y mojarle asiduamente la cabeza y la barriga, ya que son dos de las zonas menos protegidas. También debemos tener en cuenta que, con el calor, los perros beben mucha más cantidad de agua para hidratarse y una consecuencia de ello es que tendrá más ganas de salir a hacer pipí.

- No dar largos paseos bajo el sol con los perros. Adecuar los horarios de paseo con juego y ejercicio a primera hora de la mañana y última de la tarde. Algunos perros no son conscientes que han de parar de vez en cuando a descansar tras un periodo de ejercicio. Debemos detener el juego si vemos que jadea demasiado o hace mucho calor para seguir haciendo ejercicio.

- Los perros de manto negro, absorben más calor que los perros de piel o pelaje claro, y sufren más cuando están expuestos al sol.

- Si el perro lleva bozal, éste debe ser lo suficientemente amplio para que pueda sacar la lengua.

En el caso que se produzca un golpe de calor debemos actuar rápidamente, Estos serían los pasos a seguir:

1.- Intentar bajar la temperatura corporal del animal llevándolo a un sitio fresco y aplicar frío en las zonas más sensibles como la cabeza, cuello, inglés y axilas.

2.- Mojar al perro con agua no demasiado fría y humedecerle la boca sin obligarle a beber.

3.- Llevarlo con urgencia al veterinario.

El asfalto de la ciudad: Un infierno para los pies
Nosotros vamos calzados, pero los perros no. ¿Alguien ha probado a pasear por la calle de una ciudad a pleno sol descalzo? Nos quemaríamos los pies. Pues lo mismo le pasa a nuestra mascota, y además, ese intenso calor que irradia el suelo, también afecta a su barriga, pues está muy cerca del asfalto, y en ocasiones -sobre todo en los cachorros- este calor puede producirle desarreglos digestivos.

Por lo tanto, no debemos extrañarnos que nuestro perro cambie su comportamiento cuando suben las temperaturas y lo sacamos a pasear en horas de mucho calor. Es muy posible que observemos conductas no habituales como por ejemplo que camine más rápido y tire de la correa hacia la sombra, se niegue a seguir caminando y se resista a tumbarse o a sentarse en el suelo, ni aunque se lo ordenemos.

Siempre es agradable pasear con nuestro fiel amigo un día soleado, sobre todo en la época estival, pero debemos ser conscientes que los peligros que el calor puede entrañar y vigilar un poco más sus reacciones.

Javier R. Batallé