EL FINAL DEL CONFINAMIENTO Y LOS EFECTOS COLATERALES EN EL PERRO

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Todos estamos esperando con ansia el fin del confinamiento y la vuelta a la “normalidad”. Esa normalidad significará la vuelta al trabajo de muchos de nosotros, los niños al colegio y el perro volverá a quedarse solo en casa. Después de varias semanas conviviendo con nosotros las 24 horas, este cambio de rutina puede afectar de manera muy importante a nuestra mascota. Puede llegar a sufrir lo que se conocemos como el síndrome de la ansiedad por separación.

El perro es un animal extremadamente social. Necesita estar en compañía de otros perros y/o personas. Además, es un animal muy rutinario. 

La ansiedad por separación en el perro es un trastorno de conducta que puede ocurrirle a cualquier perro, sea de la raza que sea, aunque suelen ser más propensos los animales mayores y sobre todo los que demuestran un exagerado apego a sus dueños.

Después de una larga temporada en nuestra compañía, interactuando constantemente con nosotros, la vuelta a la rutina diaria provocará que el perro se quede solo en casa durante largas horas. Esto puede causar en nuestra mascota una sensación de abandono que deriva en estrés y depresión. Los síntomas más habituales de este trastorno son: vocalización excesiva (ladridos, gemidos), destrucción del hogar (coger y masticar objetos), orinarse y defecar dentro de casa, rascado de puertas y paredes e incluso dermatitis por lamido excesivo de las patas. Todos estos comportamientos son causados por el estrés producido por la excitación que produce al perro el creerse abandonado. 

Hay que tener en cuenta que muchas veces los síntomas antes descritos podemos confundirlos erróneamente con actos de venganza del perro por haberlo dejado solo. No es así. Nuestra mascota puede entrar en un espiral de pánico que debemos entender.

Cuando el perro se queda solo, el perro suele deambular por toda la casa buscando aquellos objetos que pueda tener al alcance y que desprenden más olor de su dueño para así sentirse reconfortado. Y hay que tener en cuenta que la manera habitual que tienen los perros para quitarse la tensión es masticar, ya que masticando segregan un tipo de hormonas llamadas endorfinas, que tienen un efecto calmante y apaciguador.

Cuando ladra, gime, aúlla, o rasca puertas y paredes, lo hace para llamar la atención y desahogarse. Además, la actividad nerviosa producida por el estrés acelera los procesos fisiológicos del animal, y en muchas ocasiones hay problemas de eliminación inadecuada. Sólo en casos realmente graves se da la auto-mutilación por exceso de lamido en patas e ijares.

La ansiedad por separación tiene un buen pronóstico siempre y cuando los dueños entiendan y acepten el problema. De esa manera podremos prevenir y actuar en consecuencia.

Como el proceso de “desescalada” del estado de alarma, por suerte o por desgracia, será largo, podemos empezar ya con unas pautas de conducta que pueden ayudarnos a que el cambio de rutina no sea tan terrible para nuestros mejor amigo.

Intentaremos que los últimos días de confinamiento sean lo más parecidos a la vida anterior al estado de alarma y habituarlo progresivamente a nuestras salidas y ausencias. Es recomendable que el animal empiece a pasar algunos ratos solo, por ejemplo, a la hora de la comida, que coma en una habitación solo, con la puerta cerrada. También deberíamos establecer unos horarios de paseo y juego acordes con lo que ocurrirá después del desconfinamiento. Si por ejemplo, antes de la pandemia, salíamos a a pasear con él, a unas horas fijas (antes de ir a trabajar, a la vuelta del colegio, por la noche antes de ir a dormir, por ejemplo) volvamos a esa rutina. 

El tratamiento conductual se basa sobre todo en unas pautas de conducta que debemos ejercer diariamente si sospechamos que nuestro perro padece un problema de ansiedad:

  1. Supresión del ritual de salida:  Debemos disminuir el nivel de excitación del perro en los preparativos de la marcha, - ruido de llaves, recogida de abrigos, cambio de zapatos, etc.- Cuando nos vayamos de casa, no nos despediremos de él. Nunca hay que darle importancia a la salida o llegada a casa. Tenemos que normalizarlo. Al irnos, debemos marcharnos como si solo bajáramos a la panadería de la esquina y volver. Y al regresar, tampoco saludarle hasta que no se calme.

  2. Realización de salidas esporádicas de pocos minutos varias veces al día por parte del dueño, y en ocasiones, preparar las llaves, el abrigo, etc, quedándonos en casa.

  3. Cuando nos vayamos dejaremos en la vivienda tanto estimulaciones luminosas como sonoras: Luz encendida, radio conectada, la televisión, etc. Se trata de dejar la casa lo más parecido a cuando estamos en ella.

  4. Supresión del ritual de llegada: El animal espera con ansia la llegada de su dueño. Sabe que va a recibir muchas caricias y estímulos. El ansia existente la canaliza de modo destructivo.

  5. Manifestar indiferencia total ante la presencia de gran emotividad, puesto que de no actuar de esta forma, premiará el comportamiento ansioso. Es importante tener en cuenta que, en general, los perros que reiteradamente demandan atención a sus dueños sólo la deben conseguir en sus momentos de calma y relajación.

  6. En cuanto podamos salir más a la calle, cansar al perro en el paseo anterior a nuestra ausencia lo más posible. El mejor tratamiento para la mayoría de los problema de conducta es cansar al perro. Un perro cansado no ladra, no muerde, no destroza cosas. 

  7. Dejarle juguetes para entretenerse, como huesos para masticar o juguetes tipo Kong, donde se puede colocar comida dentro de él para que se distraiga intentando sacarla. 

 Javier R. Batallé

Posted on May 4, 2020 .

EL CONFINAMIENTO Y LOS PERROS ACTIVOS

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Estamos viviendo una situación excepcional que esta trastocando la vida de familias enteras y también la rutina de las mascotas. Aunque el estado de alarma permite pasear a los perros tres veces al día para que puedan hacer sus necesidades, muchos de nuestros canes no pueden desfogarse lo suficiente y sobre todo, los perros de mayor tamaño y de razas muy activas, lo están pasando muy mal por la reducción del ejercicio necesario para tener una mascota calmada en casa. Como consecuencia de ello, muchos perros descargan toda su frustración en el interior del hogar, desahogandose con un exceso de actividad o incluso manifestando conductas destructivas para paliar su ansiedad.

¿Qué podemos hacer al respecto? La verdad es que no gran cosa. Siempre he pensado que el mejor tratamiento para un problema de conducta canino es cansar al perro, que es lo que difícilmente podemos hacer en estas circunstancias. Pero hay una serie de cosas que podrían ayudar un poco a que nuestro can esté más calmado en casa y la convivencia no llegue a convertirse en una pesadilla,

Hay que tener en cuenta que muchas razas de perros, como las cazadoras o las pastoras como el border collie, por ejemplo, son razas de trabajo que necesitan una mayor actividad física y mental que un Yorkshire o un caniche, por ejemplo. Y ya que tenemos limitada la actividad física, tenemos que trabajar sobre todo la actividad mental de estos perros.

Mucha gente piensa que un border collie por ejemplo ha de correr mucho y así cansarse. Es cierto, pero un perro pastor no está corriendo detrás de las ovejas continuamente. También hay largos periodos de tiempo en que está tumbado vigilando, eso sí, sin perder de vista el rebaño. Su actividad mental es tan importante como la física. Por eso debemos inventarnos trabajos, juegos y otras formas de entretenerles en casa. 

Los juegos interactivos para perros son unas buenas herramientas que nos ayudarán a estimular la mente del perro y cansarlo lo suficiente para que llegue al estado de calma que necesitamos.

¿Y cuál es el sentido canino con el que más disfruta un perro? Con el olfato.  Y por ello es recomendable los juegos olfativos, como por ejemplo repartir pistas olorosas por la casa, o montarles una especie de gincama con obstáculos que tenga que superar para conseguir su premio.

Además existen algunos artículos y objetos que nos pueden ayudar en esta misión.

Los juguetes rellenables tipo Kong: Son juguetes de goma o plástico muy resistentes y huecos, que permiten rellenarlos con golosinas o comida. Para un perro, estar ocupado es muy importante, y la comida que se oculta, al ser difícil de extraer, hace que el animal pase mucho tiempo intentando atraparla. La gran ventaja de estos juguetes es que son muy seguros y que se pueden rellenar con comida diferente cada vez. Yo aconsejo como relleno, los típicos quesitos blandos triangulares que se venden en cajas, ya que se pueden untar en el interior del juguete y les resulta más costoso conseguir comérselo, por lo que el juego tendrá una mayor duración. Los Kong son de muchas formas, y rebotan y ruedan de forma diferente a una pelota, por lo que atraen mucho más la atención del animal. También existen los cubos dosificadores con  varios compartimentos donde podemos introducir comida. 

Las alfombras olfativas: Son un tipo de alfombras con largos flecos donde podemos esconder o esparcir los premios entre ellos, para que queden escondidos y el perro tenga que buscarlos utilizando su olfato.

Los juegos de olfato plantean a los perros nuevos retos y les motivan a enfocar todo su interés en oler. Con estos ejercicios conseguiremos que se cansen mentalmente se calmen, y se sientan bien por el buen trabajo realizado. El uso del olfato está muy relacionado con el desarrollo del autocontrol y la gestión de las emociones.

Es aconsejable utilizar estos juegos y juguetes sobre todo en casos de “emergencia”. Si los usamos demasiado, los perros dejarán de prestarle interés. Como a los niños, a nuestras mascotas les atraen más las cosas nuevas.

Otras pautas de conducta que debemos realizar son el reforzamiento de los comportamientos tranquilos. No debemos dirigirnos al perro solo cuando haga algo indeseable o demasiado excitable. Habrá momentos en que el perro esté más o menos tranquilo, y es cuando es importante que le hagamos ver que eso es lo que queremos. También es muy importante que si hay niños pequeños en casa, éstos respeten las horas de sueño del perro. Un animal que es despertado continuamente, sobre todo en la fase de sueño profundo suele desencadenar estados de ansiedad y estrés. Debemos implantar un horario de juego con el perro, igual que tiene un horario de salidas.

Escribir sobre este tema es complicado, ya que las limitaciones del confinamiento son un escollo difícil de superar. Pero ya que por lo menos, en estas circunstancia, algunos tenemos algo más de tiempo, debemos de cargarnos de paciencia e intentar inventar juegos que no exciten demasiado al perro activo y estimule su mente.

Javier R. Batallé

EL GOLPE DE CALOR

Los perros son muy buenos para mantener el calor corporal pero muy malos para deshacerse de él.

El golpe de calor es un accidente que desgraciadamente ocurre con mucha frecuencia en la época estival y generalmente es provocado inconscientemente por los mismos propietarios de sus mascotas. La típica frase “es sólo un momento, lo dejamos en el coche y volvemos enseguida” cuando las temperaturas son muy altas puede provocar la muerte de nuestro mejor amigo.

La temperatura corporal del perro oscila entre los 38,5 y 39 grados. Si el cuerpo de nuestra mascota llega a superar los 42 grados o menos pero con un nivel de humedad alto, se produce el fatal golpe de calor. El animal sufre la pérdida de glucosa y sales minerales, y un aumento del ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria. Esta situación puede llegar a causar una muerte fulminante. Los síntomas más visibles cuando se produce un golpe de calor son jadeo exagerado, tambaleo, negativa a moverse y temblores musculares.

Hay que evitar que este accidente ocurra porque la consecuencia suele ser fatal, y la prevención es la mejor forma para que no se produzca. Algunas medidas que debemos tomar cuando hace mucho calor son las siguientes:

- ¿Quién no ha dicho al intentar entrar en su coche después de dejarlo aparcado bajo el sol “Aquí no hay quien se meta”? Es imposible entrar, parece un horno, y debemos esperar unos minutos con las puertas abiertas hasta que se enfríe un poco. Pero el perro podría estar ahí, y si lo hubiéramos dejado, seguramente hubiera ocurrido el fatal desenlace. Nunca debemos dejar al perro confinado en un lugar cerrado y sin ventilación. Dentro del coche -aunque sea con las ventanillas semi bajadas-, en menos de 15 minutos la temperatura en su interior puede alcanzar los 50 grados y provocar la muerte del animal por un ataque de calor.

- Los parkings cerrados y las bodegas de los barcos también son muy peligrosos. Aunque podamos pensar que al estar cubiertos, no les da el sol, la acumulación de humedad y calor en estos lugares es muy importante.

- Los cachorros y los perros de edad avanzada son más propensos a sufrir un shock. Los primeros por tener el sistema inmunológico inmaduro, y los animales mayores al no poder mantener una temperatura corporal adecuada con la misma facilidad que un perro joven.

- No dar largos paseos bajo el sol con los perros. Adecuar los horarios de paseo con juego y ejercicio a primera hora de la mañana y última de la tarde. Algunos perros no son conscientes que han de parar de vez en cuando a descansar tras un periodo de ejercicio. Debemos detener el juego si vemos que jadea demasiado o hace mucho calor para seguir haciendo ejercicio.

- Los perros de manto negro, absorben más calor que los perros de piel o pelaje claro, y sufren más cuando están expuestos al sol.

- Si el perro lleva bozal, éste debe ser lo suficientemente amplio para que pueda sacar la lengua.

En el caso que se produzca un golpe de calor debemos actuar rápidamente, Estos serían los pasos a seguir:

1.- Intentar bajar la temperatura corporal del animal llevándolo a un sitio fresco y aplicar frío en las zonas más sensibles como la cabeza, cuello, inglés y axilas.

2.- Mojar al perro con agua no demasiado fría y humedecer su boca sin obligar a que beba.

3.- Llevar al perro con urgencia al veterinario.

Educación y adiestramiento canino JR Batallé

Posted on March 31, 2020 .

"ELEGÍA EN LA MUERTE DE UN PERRO” - MIGUEL DE UNAMUNO -

"La quietud sujetó con recia mano
al pobre perro inquieto,
y para siempre
fiel se acostó en su madre
piadosa tierra.

Sus ojos mansos
no clavará en los míos
con la tristeza de faltarle el habla;
no lamerá mi mano
ni en mi regazo su cabeza fina
reposará.

Y ahora, ¿en qué sueñas?
¿dónde se fue tu espíritu sumiso?
¿no hay otro mundo
en que revivas tú, mi pobre bestia,
y encima de los cielos
te pasees brincando al lado mío?
¡El otro mundo!
¡Otro... otro y no éste!

Un mundo sin el perro,
sin las montañas blandas,
sin los serenos ríos
a que flanquean los serenos árboles,
sin pájaros ni flores,
sin perros, sin caballos,
sin bueyes que aran...
¡el otro mundo!

¡Mundo de los espíritus!
Pero allí ¿no tendremos
en torno de nuestra alma
las almas de las cosas de que vive,
el alma de los campos,
las almas de las rocas,
las almas de los árboles y ríos,
las de las bestias?

Allá, en el otro mundo,
tu alma, pobre perro,
¿no habrá de recostar en mi regazo
espiritual su espiritual cabeza?
La lenuga de tu alma, pobre amigo,
¿no lamerá la mano de mi alma?
¡El otro mundo!

¡Otro... otro y no éste!
¡Oh, ya no volverás, mi pobre perro,
a sumergir los ojos
en los ojos que fueron tu mandato;
ve, la tierra te arranca
de quien fue tu ideal, tu dios, tu gloria!
Pero él, tu triste amo,
¿te tendrá en la otra vida?
¡El otro mundo!...

¡El otro mundo es el del puro espíritu!
¡Del espíritu puro!
¡Oh, terrible pureza,
inanidad, vacío!
¿No volveré a encontrarte, manso amigo?
¿Serás allí un recuerdo,
recuerdo puro?

Y este recuerdo
¿no correrá a mis ojos?
¿No saltará, blandiendo en alegría
enhiesto el rabo?
¿No lamerá la mano de mi espíritu?
¿No mirará a mis ojos?

Ese recuerdo,
¿no serás tú, tú mismo,
dueño de ti, viviendo vida eterna?
Tus sueños, ¿qué se hicieron?
¿Qué la piedad con que leal seguiste
de mi voz el mandato?
Yo fui tu religión, yo fui tu gloria;
a Dios en mí soñaste;
mis ojos fueron para ti ventana
del otro mundo.

¿Si supieras, mi perro,
qué triste está tu dios, porque te has muerto?
¡También tu dios se morirá algún día!
Moriste con tus ojos
en mis ojos clavados,
tal vez buscando en éstos el misterio
que te envolvía.

Y tus pupilas tristes
a espiar avezadas mis deseos,
preguntar parecían:
¿Adónde vamos, mi amo?
¿Adónde vamos?
El vivir con el hombre, pobre bestia,
te ha dado acaso un anhelar oscuro
que el lobo no conoce;
¡tal vez cuando acostabas la cabeza
en mi regazo
vagamente soñabas en ser hombre
después de muerto!
¡Ser hombre, pobre bestia!

Mira, mi pobre amigo,
mi fiel creyente;
al ver morir tus ojos que me miran,
al ver cristalizarse tu mirada,
antes fluida,
yo también te pregunto: ¿adónde vamos?
¡Ser hombre, pobre perro!

Mira, tu hermano,
ese otro pobre perro,
junto a la tumba de su dios, tendido,
aullando a los cielos,
¡llama a la muerte!

Tú has muerto en mansedumbre,
tú con dulzura,
entregándote a mí en la suprema
sumisión de la vida;
pero él, el que gime
junto a la tumba de su dios, de su amo,
ni morir sabe.

Tú al morir presentías vagamente
vivir en mi memoria,
no morirte del todo,
pero tu pobre hermano
se ve ya muerto en vida,
se ve perdido
y aúlla al cielo suplicando muerte.

Descansa en paz, mi pobre compañero,
descansa en paz; más triste
la suerte de tu dios que no la tuya.

Los dioses lloran,
los dioses lloran cuando muere el perro
que les lamió las manos,
que les miró a los ojos,
y al mirarles así les preguntaba:
¿adónde vamos?"

Miguel de Unamuno (1905-1906)

Posted on March 3, 2020 .