LA IMPORTANCIA DE ADIESTRAR A UN PERRO

Publicado en Pelo Pico Pata nº 104 - Junio 2014

La mayoría de perros que conviven con nosotros tienen la única función de animales de compañía. No son perros trabajadores y no han de ser adiestrados para aprender los distintos ejercicios que pueda requerir ejercer su trabajo. Pero aún así, para una buena convivencia, es importante enseñarles unas pocas órdenes que deberían cumplir.

¿ES LO MISMO EDUCAR QUE ADIESTRAR?
El adiestramiento de un perro no es lo mismo que su educación. Pero ambas acciones están muy relacionadas.

Educar a nuestra mascota significa por ejemplo, enseñarle que haga sus necesidades en un lugar adecuado, que no robe cosas de la mesa o de la cocina, que no muerda objetos de la casa, que no se suba encima de la gente para saludar, que no rasque la puerta, o que no ladre continuamente.

Adiestrar es simplemente conseguir que nuestro perro aprenda determinadas conductas y habilidades: con una serie de órdenes, un poco de paciencia y una actitud positiva, podemos condicionar a nuestra mascota a efectuar unos pocos ejercicios que nos ayudarán a crear un mejor vínculo con el animal.

¿Y qué tienen que ver la educación con el adiestramiento? Pues que en muchos aspectos de la educación de nuestro perro el adiestramiento es, aunque no indispensable, si muy importante. Por ejemplo: para educar al perro a que no pida en la mesa, podemos enseñarle a que en el momento en que estamos comiendo, se mantenga tumbado en un rincón, obedeciendo una orden; para evitar que se suba encima de la gente para saludar, lo educaríamos a que a la voz de “SIÉNTATE” se espere sentado a que le saluden a él. Y así con otros problemas de conducta que pueda manifestar el can en la convivencia diaria.

LAS VENTAJAS DEL ADIESTRAMIENTO
Las ventajas de adiestrar a nuestro perro son muchísimas. Pero hay que hacerlo bien. Aunque no es difícil, hay que tener mucha paciencia, un gran control de nuestros actos y conocer perfectamente la forma de comunicación canina. Por eso es una buena idea contar con la ayuda de un profesional del comportamiento canino.

Los buenos adiestradores, además de conocer todas las técnicas necesarias para conseguir que el perro ejecute las acciones deseadas, tienen un control absoluto de cómo y cuando dar la orden, saben ayudarse de gestos, cuando hay que premiar o no al perro, y en que momento acabar la sesión de trabajo. Además conocen perfectamente el lenguaje canino y pueden comunicarse perfectamente con el animal.

El adiestramiento de un perro es muy importante para la convivencia en la vida diaria. No es agradable intentar pasear con nuestra mascota mientras tira continuamente de la correa, ni estar sufriendo para que no moleste a la gente mientras entramos en una tienda a comprar algo y lo dejamos fuera. Y que decir del perro que soltamos y tardamos una eternidad en cogerlo para volver a casa porque no acude a la llamada.

Enseñar al perro a efectuar una serie de conductas deseadas consigue también la posibilidad de establecer un código de comunicación que él puede entender. Con cuatro órdenes básicas podemos “explicar” a nuestra mascota qué es lo que queremos de ella: que acuda cuando le llamamos, que se siente, que se tumbe, que camine a nuestro lado, o que deje de hacer algo que esté haciendo porque no es adecuado.

EJERCICIOS BÁSICOS PARA ENSEÑAR
A cualquier perro se le puede adiestrar a que deje de ladrar cuando le digamos, o al contrario, que ladre a una orden; a que vaya a buscar un objeto que le lanzamos y traerlo; a que de vueltas, que salte, que nos de la patita, que se ponga a dos patas, etc. Nuestra mascota puede aprender a ejecutar numerosos ejercicios pero hay cuatro que son básicos para su adaptación a nuestra sociedad: “Acudir a la llamada”, “caminar a nuestro costado”, “sentarse” y “tumbarse”.

El aprendizaje de estos cuatro ejercicios y la enseñanza de dos voces más -una palabra de liberación de la orden y el comando “NO” (para que deje de hacer lo que esté haciendo), nos permitirá tener un control absoluto sobre nuestro perro. Esto no significa que el animal deba estar siempre bajo nuestras órdenes. La realización de estas conductas por parte del perro, con el tiempo, condicionará a éste a manifestar los comportamientos aprendidos sin necesidad de una orden. El perro las suele hacer porqué sencillamente le sale bien hacerlas.

Para que venga cuando le llamamos no sólo hay que premiarle cada vez que acuda. Es también muy importante evitar reñirlo después de llegar a nuestro lado, aunque se haya portado mal instantes antes. Para que el perro camine a nuestro lado hay que convencerle que eso es lo mejor para él: podrá ir a donde quiera llegar sin tensión en el cuello, le premiaremos por ello y podrá caminar sin ahogos. Para mantenerlo sentado o tumbado, debemos demostrarle que es una situación temporal, de poco tiempo. Hay que tener en cuenta que la enseñanza de las posiciones estáticas (sentado o tumbado) no son naturales en el perro, a menos que esté cansado o durmiendo e imponer a un cachorro que se mantenga totalmente quieto es algo difícil.

LAS ÓRDENES EN EL ADIESTRAMIENTO
Muchos adiestradores usamos palabras en otros idiomas diferentes al castellano para dar órdenes a los canes cuando queremos que aprendan nuevos ejercicios. Mucha gente puede pensar que es algo muy “snob”, pero la realidad es que las utilizamos para que los perros comprendan mejor lo que queremos que hagan.

Hay dos razones muy importantes por las que preferimos adiestrar al perro en otro idioma:
En primer lugar, las órdenes en alemán o inglés, por ejemplo, son palabras monosílabas y el sonido de cada una de ellas es muy diferente, por lo que el perro puede distinguirlas mejor. La ventaja del alemán es que cada una de las órdenes básicas de las que hemos hablado anteriormente se pronuncia con cada una de las cinco vocales: La A en “Platz” (tumbarse), la E en “Bleib” (quieto), la I en “Sitz” (sentarse), la O en “Kome” (venir), y la U en “Fuss” (caminar al costado).

Por otra parte, la utilización de palabras en otros idiomas consigue que seamos más conscientes de que al pronunciarlas, nos dirigimos específicamente a nuestro perro para que realice la conducta que deseamos. Cuando usamos órdenes en nuestro idioma, muchas veces utilizamos expresiones distintas para pedirle lo mismo. Sin darnos cuenta, podemos pedir a nuestra mascota que se siente de formas muy diferentes. Por ejemplo: “Sienta”, “Siéntate”, “Sentado” “¡Que te sientes!”. Si tenemos aprendido que la palabra “SIT” o “SITZ” es una palabra exclusiva para el perro, la comprensión será mejore. Lo demás es parecido a intentar que aprenda varios idiomas.

Las órdenes en otros idiomas nos permite además que las órdenes que damos al animal no se gasten tanto en la vida diaria. Pensemos por un momento la típica situación de cuando viene un amigo de visita a casa y le decimos “Siéntate”. Quizá el perro (aunque no sea tonto) la escuche, se siente y compruebe que tras su actuación no hay consecuencia, o peor, lo ignoramos sin querer. Esa orden se va gastando y el perro va perdiendo el aprendizaje.
Y hay dos órdenes o palabras muy importantes que la mayoría de gente no utiliza o no lo hace adecuadamente: la orden de “liberación” o “recreo”. Y la orden “NO”:

Con respecto a la orden de “liberación”, muchas veces le ordenamos al perro que se siente, él lo hace...y nos olvidamos de él. ¿Que es lo que pasa? Que el pobre animal se levanta -harto de mantenerse quieto y sin hacer nada- y por lo tanto desobedece. Con el tiempo, aprende a desobedecer porque él mismo se libera cuando quiere. Siempre hay que liberar al perro de un ejercicio antes que lo decida él.

Y la orden “NO” ha de ser la palabra que usemos para que el perro deje de hacer cualquier cosa que esté haciendo en ese momento.. Después de el “NO” es necesario explicarle lo que queremos que haga.

La entonación que damos a las órdenes también es muy importante:
Habitualmente, cuando nos dirigimos a un perro de forma amistosa solemos expresarnos en un tono agudo, de falsete, de la misma forma que lo haríamos con un bebé. Los tonos altos hacen que los perros reaccionen bien ante el emisor del mensaje. En parte, porque los perros distinguen el habla dirigido a ellos de otros sonidos y porque saben que los tonos bajos –como los gruñidos-  suelen ser una expresión de amenaza. Esta es una de las razones por la que todos los perros acuden mejor y con más rapidez a las llamadas hechas en tono agudo que a las de tono grave.

Por lo tanto, ajustar el tono de nuestra voz cuando nos comunicamos con nuestro perro es muy importante. Es típico escuchar a muchos dueños de perros decirle la misma orden a su perro en varios tonos distintos de forma consecutiva. Algunas personas empiezan con un tono agudo y amistoso que va derivando -dependiendo de si el animal obedece o no- en un tono cada vez más grave y terminando alzando la voz en exceso. Lo que hacen es confundir al perro. Cada palabra con un tono de voz diferente es, para el perro, una palabra diferente. Los perros pueden aprender a entender los sonidos, pero no pueden llegar a captar el significado de las palabras.

A la hora de pronunciar las palabras elegidas, también es muy importante hacerlo siempre de la misma manera. No hace falta levantar la voz ni gritar. Acostumbrar a nuestra mascota a que obedezca hablándole en voz bajita, nos da la opción de poder alzar la voz en alguna situación problemática como por ejemplo, que vaya a cruzar una calle por donde pasen coches y queramos pararlo. Debemos recordar que el oído del perro es mucho más fino que el nuestro.

Para adiestrar a un perro correctamente es necesario que exista un vínculo y una relación de confianza entre nosotros y el can y, a su vez, el adiestramiento nos permite crear un código de comunicación con el animal que consigue que nuestra relación con él sea aún más gratificante.

Javier R. Batalle