Las glándulas anales o sacos anales son dos estructuras que poseen muchos mamíferos y que están situadas a ambos lados del ano, debajo de la cola; en “las 8 y las 4 horas de un reloj”.
Estas glándulas tienen en su interior un líquido de color gris acuoso de un olor muy desagradable para los personas. Normalmente, estas glándulas se vacían al defecar y su contenido lubrifica las heces durante su evacuación y parece contribuir para marcar el territorio o distraer al enemigo en un momento de huida o miedo.
En algunos perros, estas glándulas no se vacían adecuadamente y es necesario que lo hagamos manualmente para evitar posibles problemas. Cuando los sacos anales se llenan, su contenido suele hacerse más denso y oscuro dificultando aún más su vaciado posterior. Esta situación es lo que se llama “impactación” y cuando ocurre, el perro suele adoptar unas posturas muy típicas arrastrando el ano por el suelo y alfombras, para apaciguar el picor y el dolor que sienten en la zona. Además, la base de la cola y el área perineal pueden mancharse con el líquido y muchos perros se lamen constantemente esa zona, demostrando un importante dolor cuando se les intenta explorar. Los perros afectados suelen tener un olor apestoso muy característico.
