MIEDO. CÓMO EVITAR QUE TU PERRO LO SUFRA

Publicado en Pelo Pico Pata nº 91 - Mayo 2013

El miedo es una emoción que permite al perro responder a situaciones que pueden -o por lo menos el perro lo cree-, resultar peligrosas para su supervivencia. Muchas mascotas pueden tener miedo a personas desconocidas, lugares, objetos, ruidos o incluso a otros perros. Es entonces cuando el comportamiento miedoso se convierte en un verdadero problema.

Tener miedo o tener pánico
Tener miedo a lo desconocido es algo relativamente normal. Si nunca tuviésemos miedo, nos expondríamos habitualmente a todo tipo de peligros, y este comportamiento seguramente tendría fatales consecuencias. Por lo tanto, el miedo en el perro es algo que está en su naturaleza. El problema surge cuando ese miedo es exagerado y se convierte en un grave problema de convivencia tanto para el animal como para sus propietarios. Entonces estaremos hablando de pánico o fobia hacia algo.

El comportamiento asustadizo de un perro se caracteriza por una postura corporal sumisa, con las orejas hacia atrás, la cola recogida entre las patas y una mirada esquiva. Generalmente recula hacia atrás, intenta huir o busca un lugar donde esconderse. En el caso de un perro que tiene fobia, las señales son las mismas que en la conducta miedosa, pero se diferencian en que la emoción se impone a la razón. Un perro con miedo querrá huir y pensará hacia donde hacerlo, en que lugar puede esconderse y como evitar el posible peligro, pero un animal en estado de pánico no piensa, sólo huye, sin saber a dónde. Además puede llegar a mostrar agresividad, o incluso orinarse encima o defecar. La fobia generalmente está causada por alguna experiencia traumática importante, mientras que el miedo, si no es muy desproporcionado, suele deberse al temor a lo desconocido, aunque también puede tener un origen genético.
 
Miedo a personas o perros
Los perros que tienen miedo a personas, si no han padecido algún maltrato, suelen haber tenido una socialización inadecuada en su infancia. Seguramente de cachorro no ha sido expuesto a la presencia de otras personas que no sean sus dueños. Pero también hay que tener en cuenta que para los perros, las diferencias entre los adultos (mujeres y hombres), las personas mayores y los niños, son mucho más importantes que las que nosotros solemos apreciar. Los niños se mueven mucho, gesticulan, hablan en voz alta y emiten sonidos muy agudos, mientras que las personas mayores se mueven despacio, tienen una voz más grave y en ocasiones, llevan un bastón o quizá un sombrero, objetos que para el perro son “extrañas” prolongaciones del cuerpo.

En el caso de que a nuestra mascota le asuste la gente o algún tipo de persona en concreto, deberemos tener cuidado y tratar de evitar que personas extrañas para el perro entren a acariciarle de forma brusca o muy directa. Con los niños, un truco que funciona muy bien para que no se abalancen sobre él, es decirles que pidan que les de la pata. De esa forma, los niños suelen prestar más atención, se agachan y acercan la mano de forma que el perro pueda olerla.

Si nuestra mascota tiene miedo a otros perros, ademas de por una experiencia traumática, también puede deberse a que no conoce bien el lenguaje canino. Quizá ha sido separado de su madre y camada demasiado pronto (antes de los 45 días) y no ha estado socializado con sus congéneres. Hay perros que son adoptados antes incluso de que abran los ojos, y son criados con biberón por personas. Estos animales puede que no reconozcan a su especie como la suya y no sepan interpretar y mostrar los signos de comunicación canina.

Miedo a los ruidos
Mientras que el miedo a las personas es fácil de tratar, el miedo a los ruidos es más complicado. Para habituar a nuestra mascota a todo tipo de personas, podemos preparar encuentros tranquilos en situaciones o lugares agradables y poco estresantes con amigos y conocidos. Pero con respecto a los ruidos, es casi imposible prevenirlos. Además, gente hay en todas partes, pero ruidos fuertes que suelen asustar a los perros aparecen esporádicamente y son impredecibles.

Todos los perros tienen un oído mucho más sensible que el nuestro y, algunas razas -como los collies y otros perros pastores- lo tienen extremadamente fino. Por lo tanto, los sonidos fuertes les causan una gran ansiedad. Si añadimos a esto que no hay forma de hacerle entender a un perro que las personas tiramos petardos porque ha ganado el equipo de fútbol de nuestra ciudad o porque se celebra una verbena, el problema se complica aún más.

Existen muchos perros con fobia a los petardos, y algunos de ellos también la generalizan con el retumbar de los truenos en las tormentas. Incluso pueden mostrar ansiedad antes de que llegue la tormenta. Los perros son capaces de notar los cambios de presión, ademas de oír en la lejanía como empieza a tronar y se acerca la tormenta.

Además de las explosiones de los petardos y las tormentas, otros ruidos que suelen asustar a nuestras mascotas son los de las motocicletas, coches y autobuses; los camiones de recogida de basura cuando descargan el container de vidrio, y los de los monopatines deslizandose por la acera.

El miedo contagioso
Un dicho muy popular dice que “los perros huelen el miedo” y en parte es cierto. Los perros son capaces de oler la subida del nivel de adrenalina de nuestro cuerpo, que siempre ocurre en situaciones de estrés y miedo. Pero además, cuando nos asustamos, nuestro lenguaje corporal no deja ninguna duda a nuestra mascota de que tenemos miedo.

El miedo contagioso provoca muchas veces conductas de agresividad hacia otros perros o personas, sobre todo cuando el perro está sujeto por la correa. Mucha gente, paseando a su mascota, trata de evitar el acercamiento de otro perro o de otras personas y prefiere cambiar de acera, evitando así algún tipo de conflicto que quizá haya ocurrido en alguna otra ocasión. Normalmente, el dueño recoge correa, la tensa y tira del perro hacia un lado, mostrando preocupación. Lo que realmente está haciendo es transmitir miedo al animal por medio de la correa. Y el perro, probablemente miedoso o quizá algo preocupado por el acercamiento de otro animal o persona multiplica así su inseguridad. Lo habitual es que piense: “si yo tengo miedo y mi dueño también, es que lo que se acerca debe ser peligrosísimo”.

Todos los perros, cuando se encuentran en un conflicto, en su mente sólo caben dos posibilidades de acción: huir o atacar para alejar la causa del conflicto. Al estar atado, no puede huir. Sólo le queda la opción de ladrar y mostrarse agresivo para que el sujeto causante del problema se aleje lo antes posible.

Qué hacer y qué no hacer para tranquilizar al perro miedoso
Para tranquilizar a un perro con miedo exagerado, no debemos intentar hacerlo como lo haríamos con un niño u otra persona. Empeoraríamos el problema.

Cuando el perro muestra una conducta miedosa solemos actuar de forma equivocada. La mayoría de las veces nos agachamos junto a él, bajando la cabeza y le hablamos en voz baja: estamos copiando exactamente su postura corporal. Le estamos enviando a nuestra mascota el mensaje de que también tenemos miedo. Además, solemos acariciarle o intentamos darle algún “chuche” (la fobia y el hambre son incompatibles) y de esta forma lo que realmente estamos haciendo es premiar su conducta miedosa.

Lo que realmente hay que hacer para tratar de apaciguar la ansiedad del animal es mostrarnos seguros y confiados. Si nos ve preocupados, su preocupación aumentará de manera considerable. Se trata de que el perro perciba que no tenemos miedo, que lo que le crea la ansiedad es algo cotidiano y normal, si el perro nos observa un comportamiento tranquilo y seguro, tenderá a calmarse.

En casos de fobia a los ruidos como los de los petardos o los truenos, si nuestra mascota está dentro de casa, hay que ignorar en la medida de lo posible su conducta y dejarle que se esconda o refugie donde él se encuentre más a salvo.

En todos los casos de miedo, existen técnicas de modificación de conducta como la desensibilización o el contracondicionamiento pero es recomendable que sean supervisadas por un profesional. Además, el veterinario puede recomendar algún tratamiento farmacológico que puede ayudar sobre todo en las fobias relacionadas con ruidos intensos.

Debemos tener en cuenta que la inseguridad y el miedo producen mucho estrés en nuestra mascota. Una buena dosis de ejercicio extra le ayudará a ser más equilibrado y a reducir su ansiedad. En todos los casos, es necesario comprender que un perro con miedo es un perro que sufre, por lo tanto resolver el problema es esencial para que tenga una vida feliz.

Educación y adiestramiento canino JR Batallé