LOS PERROS LO VEN DISTINTO

Publicado en Pelo Pico Pata nº 90 - Abril 2013

A pesar que los perros y las personas somos dos especies diferentes, tenemos muchas cosas en común. Es por eso que podemos convivir juntos y en armonía pero, para que la relación con nuestra mascota sea lo más fluida posible debemos saber algo más sobre su mundo, que es, en muchos aspectos, diferente al nuestro.

Los perros se han adaptado a nuestro entorno social y son, junto a los gatos, los únicos animales carnívoros que pueden convivir con nosotros sin existir competencia, ya que son especies acostumbradas desde hace siglos a la convivencia con el hombre.

Pero los perros no siempre se comportan como esperamos que deberían hacerlo. Y estos desengaños suelen surgir de nuestra tendencia a antropomorfizar a los animales, es decir, atribuirles características, intenciones y pensamientos humanos.

Los perros no son personas, no piensan como nosotros y sobre todo, no experimentan la vida de la misma forma. Su mundo sensorial es muy distinto al nuestro: es un mundo más lleno de olores que de imágenes.

Distintos mundos de los sentidos
Los perros tienen una percepción del mundo diferente a la nuestra, debido en gran medida, a las grandes diferencias que existen respecto a la capacidad sensorial. Para empezar, su punto de vista no está a la misma altura del nuestro. Ellos viven más cerca del suelo, y eso ya implica ver, oír y oler desde otra perspectiva.

Los perros se sienten más interesados por las cosas cercanas al suelo, como por ejemplo, nuestros pies, zapatos, faldas y pantalones que bailan, orin de otros perros por la calle, pisadas de otros animales, etc... El mundo del suelo es el del perro. Es un mundo muy rico en olores, lleno de información y también de sonidos que viajan a distinta velocidad que a mayor altura.

Las diferencias sensoriales que existen entre los perros y las personas son de gran importancia para comprender como el perro experimenta la vida:

En primer lugar, el sentido de la vista no es el más importante para el perro. El perro ve mejor que nosotros en la oscuridad pero sólo puede reconocer un rango limitado de colores. La vista del perro está más preparada para detectar lo que se mueve, ya que nacieron para cazar y son incapaces de reconocer los finos detalles de los objetos.

Si nuestra memoria es principalmente de tipo visual, la de los perros es sobre todo olfativa. Para nosotros, la vista tiene una importancia fundamental: nos reconocemos por contacto visual. En cambio, el encuentro entre dos perros o una persona y un perro nunca se limita a verse: el perro siempre se fiará más de su olfato.

El olfato del perro es el sentido más desarrollado. Con respecto a algunas sustancias, el olfato de un perro es de un millón a cien millones de veces más sensible que el de las personas. Por lo tanto, así cómo nosotros, en el momento de salir a la calle hacemos un barrido visual de imágenes para ver las personas que están cerca, el tiempo que hace, el trafico que hay, si está abierta la tienda de la esquina, etc.; nuestro perro alza su hocico al aire, para inmediatamente bajarlo a ras del suelo y “leer” todas las noticias perrunas del día: gracias a su olfato puede saber que perros han pasado por la zona, si hay alguna hembra en celo, si ha llovido durante la noche e incluso saber si existe mucho estrés en el ambiente.

En cuanto al oído, el perro tiene una mayor sensibilidad auditiva a las frecuencias altas, es decir, a los sonidos más agudos. Como ejemplo podríamos decir que para saber cual es la nota más alta que puede oír un perro sería necesario añadir unas 48 teclas más a la derecha de un piano. Nuestro perro puede oír sonidos imperceptibles para nosotros.

En nuestra convivencia con el perro debemos tener en cuenta todas estas diferencias sensoriales. El perro huele cosas que no podemos oler, oye cosas que no podemos oír y ve de forma muy distinta lo que nosotros vemos.

¿Qué es una farola para el perro?
Existen innumerables objetos de nuestro alrededor a los que no damos la importancia que si tiene para nuestro perro. Por ejemplo, para nosotros esa farola que está frente a la puerta de casa, sólo es un objeto vertical con una bombilla que sirve para alumbrar la calle, pero para el perro es lo más parecido al canal de noticias del barrio. En esa farola cada día puede oler noticias sobre otros perros que han pasado por esa zona.

A la inversa, los perros no se percatan de muchas cosas que a nosotros nos parecen interesantes. Solemos comprar “chuches” o juguetes para nuestras mascotas con formas de hueso o de pollo creyéndonos que de este modo lo disfrutaran más. En realidad, para nuestra mascota, una pelota, un zapato, un libro, o un juguete con forma de hueso sirven para lo mismo: todos son objetos que puede llevarse a la boca. Para las personas, la característica más destacada de cualquier cosa normalmente es su forma, para el perro, en primer lugar su olor, y en segundo lugar si puede llevárlo en la boca.

Otros objetos a los que nosotros prestamos mucha atención y para los perros tienen muy poco o ningún significado son por ejemplo, el ordenador y la televisión. Son cosas que nuestra mascota sólo les presta atención porque nosotros se la damos. Para el perro son casi un contrincante, ya que generalmente, cuando estamos delante del ordenador o mirando la televisión, no le prestamos la suficiente atención a él, que es lo que generalmente desea.

¿Los perros piensan?
Por supuesto que piensan, pero no lo hacen del mismo modo que nosotros. Nuestro perro no piensa en el sentido que le damos nosotros, no reflexiona. Recoge experiencias y las evalúa pensando si son buenas para él o no.

El bien y el mal no existe para los perros. Son conceptos que están dentro de la cultura y la moral humana, algo que ellos no poseen. El comportamiento del perro, aparte de sus conductas instintivas se basa en: esto me ha salido bien o esto me ha salido mal. No puede entender que algo esté mal hecho. Esto es más o menos lo que significa vivir el momento: vivir sin reflexionar. Aunque todos los perros experimentan el mundo, no consideran sus propias experiencias. Piensan, pero no piensan en sus pensamientos.

Además, mientras que a las personas nos preocupa lo que los demás piensen de nosotros; a los perros sólo les preocupa lo que los demás les puedan hacer.

¿Tienen conciencia del tiempo?
Para los perros, el concepto del tiempo es muy distinto al nuestro. Para ellos, cosas como el reloj o el calendario no existen. Son objetos que no tienen nada que ver con el tiempo. En cambio, nosotros vivimos siempre pendientes del reloj. Hemos puesto medidas al tiempo en forma de horas, minutos, semanas, meses, años... etc.

Los perros experimentan el día con gran intensidad, aunque no dispongan de la palabra día para referirse a la experiencia. Las personas somos su principal fuente de información para el conocimiento de los días. Les damos los puntos de referencia con nuestros rituales y horarios sobre la hora de comer, la hora de dormir, la de despertarse y salir a pasear, etc.

Ademas los perros se dan cuenta de los cambios más notorios del día: el frío al ponerse el sol, la luz que entra por la ventana al amanecer, la brisa húmeda del atardecer… Son cambios que las personas muchas veces dejamos de percibir al estar más pendientes del reloj que del tiempo en si mismo.

Por otra parte, los perros viven sobre todo el presente y el futuro más inmediato. No piensan en lo que pueda pasar dentro de unos días y mucho menos dentro de varios días. Y el pasado, aunque está claro que lo recuerdan, no pasan ni un minuto rememorándolo como nosotros solemos hacer. Para todo perro el pasado está lleno de experiencias que le han servido para estar como ahora mismo, en el momento justo que está viviendo. Los únicos animales que pensamos continuamente en el pasado y en el futuro somos los humanos.

El perro: el "Peter Pan" de los animales
Mientras que los niños maduran y se hacen adultos, los perros se quedan en un estado infantil muy similar al que tienen cuando son cachorros, y es por eso que sienten verdadera devoción por sus dueños toda la vida. Esto es una consecuencia de la domesticación.

Aunque todos los perros maduran durante los dos primeros años de vida, todos son dependientes de su dueño y, a diferencia de las personas adultas, ningún perro disfruta de la soledad y nunca se independizaría de manera voluntaria.

Por eso, los perros, son juguetones durante toda su vida. Además, al no tener ya una gran preocupación por la supervivencia, se dedican sobre todo a la observación de nuestros comportamientos. Es posible que los perros sean los mejores estudiosos de la conducta humana.

¿Tienen un sexto sentido?
Los perros prestan mucha atención a los humanos: a nuestra conducta, a nuestros sutiles movimientos, a nuestro estado de ánimo y, sobre todo, a nuestra cara.

Es típico ver a un niño curioso mirando a un desconocido que camina cojo por la calle, o a una persona que parezca diferente a los demás. Los perros hacen los mismo. La diferencia está en que al niño se le enseña que mirar así es de mala educación pero al perro no.

El perro no lo ve y lo oye todo, pero hay muchas cosas que él percibe que para nosotros no existen. Puede fijarse en cosas que nosotros nunca observamos, por ejemplo el cambio de los olores que despedimos a lo largo del día.

En la calle, los perros no dejan de mirar y oír: el andar cojo, el borracho que va haciendo eses por la calle, el coche que hace mucho ruido, el portazo de una puerta.... Y tampoco dejan de oler: la subida de adrenalina de alguien que se acerca, el sudor nervioso de alguien con miedo, el estrés de la calle. Aprenden a distinguir lo habitual de lo diferente, y lo distinto les pone alerta.

Esta gran dedicación a la observación que tienen todos los perros facilita que nuestra mascota se anticipe a muchas de nuestras conductas y pensamientos, y en algunos casos, podemos decir que tiene un sexto sentido.

Reconocer que los perros ven el mundo de manera muy distinta a como lo vemos nosotros no equivale a negarles nada.  Los perros son perros y las personas son personas. Somos diferentes y esas pequeñas diferencias son las que hacen que la relación con ellos sea tan especial.

Educación y adiestramiento canino JR Batallé